En la sociedad actual, la pareja es una de las formas de vinculación entre personas de mayor éxito, tanto por su perdurabilidad a lo largo de los años como por la gran implicación y compromiso que implica entre sus miembros.
Para que esta asociación sea un éxito, se hace necesario que los miembros de la pareja posean una serie de habilidades:
Capacidad de dialogar y comunicarse, apertura personal, capacidad de compartir, empatía, seguridad en sí mismos y confianza en el otro, capacidad de compromiso, habilidades para resolver conflictos y buena gestión de las emociones propias y ajenas.
Desafortunadamente, es frecuente, que las personas no dominen adecuadamente todas estas habilidades, por lo que se hace necesario un entrenamiento en el manejo de las mismas. La terapia de pareja ayuda a reforzar los puntos débiles de la relación así como a revalorizar y potenciar los puntos fuertes.
Por otra banda, parejas que funcionaron adecuadamente pueden llegar a atravesar crisis, a causa de diferentes factores. En ocasión factores internos, como la monotonía, la convivencia, problemas en el ámbito afectivo-sexual. Pero en muchos casos, también, por estresores externos como el desempleo, la economía, el nacimiento de los hijos, las familias de origen, etc.
El terapeuta de pareja es un psicólogo especializado que ayuda a resolver este tipo de dificultades:
- Ofreciendo una visión objetiva y neutral de los problemas.
- Identificando posibles patrones tóxicos y ofreciendo alternativas a los mismos.
- Encomendado tareas para reforzar el vínculo.
- Dotando así a la pareja de estrategias y recursos para relacionarse de forma más segura,
Cuando la única solución es la ruptura, desde la terapia de pareja, se ofrece el apoyo psicológico necesario para amortiguar los impactos perniciosos de la ruptura y facilitar una separación amistosa y conciliadora entre sus miembros. Esto, se hace aún más necesario cuando la pareja tiene hijos en común.